Otro atentado al tren: esta vez hizo tumbar la locomotora

Este lunes por la mañana, en el Suroeste de la Ciudad de Santa Fe, en el límite entre barrios Santa Rosa de Lima y 12 de octubre, delincuentes interpusieron un riel para que el tren descarrile. El resultado fue el vuelco de la locomotora, que cayó muy cerca de una vivienda, y provocó que los tripulantes del convoy tuvieran que ser hospitalizados. Además, volcaron otros vagones que fueron abiertos por delincuentes para robar la carga. Hacer descarrilar el tren es una práctica recurrente que hoy se hace notoria por su grave efecto.


Según detalla Danilo Chiapello en su crónica a El Litoral, "la mecánica del ataque fue la siguiente: A la altura de calle Corrientes, entre 4 a 5 individuos arrojaron un riel delante de la locomotora N° 9795 que circulaba en sentido norte-sur. La máquina lo arrastra unos 70 metros y cuando llega a la altura de Moreno, en la curva, el riel se mete abajo de las ruedas, lo que hace levantar la máquina y termina tumbando a escasa distancia de una casa de familia."

La gravedad del descarrilo que provocaron los malviviente fue tal, que requirieron la presencia de Bomberos Zapadores por el peligro de derrame de combustible de la locomotora. Además, se hizo presente la Policía de Santa Fe para evitar el saqueo masivo de la carga, aunque a pesar de ello algunos acudieron con baldes a llevarse granos, de aproximadamente siete vagones.

A Trenes Argentinos Cargas le tocó la parte más pesada: los tripulantes de la máquina 9795 fueron hospitalizados en el Cullen, por los fuertes golpes que sufrieron en la caída del vehículo que conducían. Luego de eso, el operativo de normalización empezó por el rescate de la parte de la formación que no descarriló: unos 60 vagones que fueron retirados del sector por la locomotora 9785. A eso le siguió el operativo -que hoy martes sigue- para levantar los vagones y la locomotora tumbada, que precisan una grúa y maquinaria pesada. Resta decir que la vía quedó inhabilitada al tráfico por los daño provocados, y que los trabajos demandarán al menos dos o tres días para recomponerla.

Recurrente

Aunque el atentado de ayer fue notorio por sus graves efectos, es consecuencia de una práctica común de algunos vándalos que suponen una picardía el hecho de detener el tren para abrir las boquillas de las tolvas y robar el cereal. La situación de ayer demuestra sin metáforas el peligro y la magnitud de este tipo de vandalismo, que desde ya se trata de robo y atentado a la propiedad privada, pero también es un atentado al orden y la seguridad pública, por los efectos terribles que puede ocasionar el descontrol de una formación ferroviaria de cargas. Y que se entienda que el riesgo no proviene del ferrocarril, sino de las conductas delictivas que atentan contra el normal funcionamiento del transporte. Ocurre como cuando apedrean vehículos en la circunvalación, o interponen obstáculos para robar a los conductores. 

La circulación de los transportes no es riesgosa, pero sí es muy riesgosa la continuidad de estas conductas delictivas de malhechores propios del Lejano Oeste, a los que parece, aún no les llegó su Sheriff.  No debería dejarse un grano de cereal al provecho de ningún vecino tras estos ilícitos, para no incentivar a que haya nuevos atentados.





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